jueves, 28 de febrero de 2008

Buda explotó de vergüenza


Con tan sólo 18 años, la iraní Hana Makhmalbaf ha realizado una brillante película, "Buda explotó de vergüenza", en la que traslada al espectador a otra cultura, la del pueblo que habita en las cuevas, bajo la estatua del Buda que destruyeron los talibanes. La cinta narra la historia de Baktay, una niña afgana de seis años cuya máxima aspiración es ir a la escuela para aprender a leer. La pequeña, que destila carisma a borbotones, se topa con una pandilla de chavales que primero pretenden lapidarla, emulando a los talibanes, y luego dispararle, poniéndose en la piel de los soldados americanos.
Vivir en Irán, tener 18 años y ser mujer es complicado. «He visto muchas cosas y he vivido experiencias difíciles en mi país, y pienso que en Afganistán la situación es parecida», comenta. Makhmalbaf dirigió su primer cortometraje cuando sólo tenía ocho años, y su primer documental lo filmó a los catorce y casi no le dejaron entrar a la proyección por ser menor de edad.
También ha conocido el poder de la censura en este trabajo. «El guión de esta película pasó más de tres meses en el Ministerio de Cultura de Teherán, y denegaron el permiso para hacerla allí», declara. Tuvo que rodarla en Afganistán, montarla en Takijistán y acabarla en un laboratorio alemán.
Este film francoiraní se estrenará el 29 de febrero.

Inés Fdez Tuesta

martes, 26 de febrero de 2008

Voces Inocentes

Voces Inocentes es el último largometraje de Luis Mandoki, basado en la novela de Oscar Orlando Torres. En la película se narra la guerra civil que tuvo lugar en El Salvador durante los años 80´, pero bajo un nuevo punto de vista: el de los niños.

Chava (Carlos Padilla) es un joven de 11 años que vive en Cuscatancingo, un pueblo humilde situado entre la capital del país y la guerrilla salvadoreña. El protagonista se convierte en “el hombre de la casa” después de que su padre abandonara a su pequeña familia en plena guerra. Nuestro personaje principal se ve situado en la encrucijada de comportarse con su inocencia natural de un niño de su edad, yendo a la escuela y jugando con sus amigos; y perderla, enfrentándose a la violencia diaria del combate y a la posibilidad de tener que entrar en el ejército o en la guerrilla.

La película realiza una crítica tajante a la guerra, siempre injusta; y al reclutamiento de niños, mediante el lavado de cerebro, cuya única finalidad es engrosar las filas de los ejércitos.